Hace apenas dos meses, a finales de octubre de 2023, los gobernadores de los bancos centrales de la zona euro decidieron no incrementar más los tipos de interés oficiales. Se acordó en Fráncfort algo similar a una congelación (con mucha cautela en la acepción), después de 10 subidas consecutivas del precio del dinero, que había pasado del 0% al 4,5% en apenas 14 meses. Esta pausa (lo que los analistas definen como “meseta”, no inicio pronunciado de una bajada, todavía), que también han llevado a cabo tanto la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) como el Banco de Inglaterra, ha aireado una expectativa optimista: podríamos estar ante el final de las subidas de tipos de interés.
De hecho, Yannis Stournaras, el gobernador del Banco Central de Grecia, describió aquella reunión como la más tranquila en mucho tiempo y sugirió que la política monetaria, efectivamente, podría haber alcanzado un punto de inflexión. Al fin y al cabo, la inflación parece estar frenando en Europa y, también, en Estados Unidos.
En la reunión de mediados de diciembre, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, insistió en la contención de la euforia. “No hemos discutido sobre bajadas de tipos”, dijo. Pero el BCE avista un recodo en el camino: según la institución, la inflación cederá “gradualmente” durante 2024, para acercarse a ese objetivo del 2% en 2025.
Casi año y medio de subidas
La carrera al alza en Europa comenzó el 21 de julio de 2022, cuando el BCE incrementó los tipos de interés por primera vez en una década. Esta decisión siguió la estela de la Reserva Federal, que ya en marzo había comenzado a subir los tipos, dejando atrás años de política monetaria ultra-expansiva. Se puso de esta forma fin a una época en la que, por ejemplo, los gobiernos de Alemania y España lograron emitir deuda con tipos negativos. Desde entonces los tipos han subido de forma casi vertical y han tenido un impacto muy diferente según de qué economía hablemos.
Por ejemplo, mientras que Estados Unidos, donde los tipos han alcanzado su mayor nivel en 22 años, ha mostrado una fortaleza inesperada y ha mantenido altos niveles de crecimiento económico y generación de empleo, en Europa la situación ha sido, por lo general, bastante diferente. La subida de tipos, junto al mayor precio de la energía, ha hecho que algunas economías tan importantes como la alemana hayan entrado en recesión durante el 2023. Ese es uno de los motivos por los que la subida de tipos podría haber llegado a su fin.
El otro es que la inflación se está moderando, como se ha constatado en la última reunión de Fráncfort. Ahora las previsiones apuntan a que es muy posible que dentro de no mucho tiempo se pueda alcanzar el objetivo deseado del 2% en Estados Unidos. Y en la eurozona la inflación se ha enfriado aún más hasta situarse en el 2,9 % en el dato publicado a finales de octubre, la tasa más baja en dos años.
Las nuevas previsiones del BCE dan, en parte, la razón a los mercados. Los economistas de la institución han rebajado sus previsiones de inflación media de este año del 5,6% al 5,4%; la del año inminente, del 3,2% al 2,7%, han mantenido en el 2,1% las de 2025 y han situado en el 1,9% las de 2026.
Sea como fuere, la carrera de tipos emprendida por los bancos centrales ha tenido consecuencias considerables también en los mercados, especialmente para varias empresas de corte tecnológico. Muchas de las compañías que basaban sus altas valoraciones en grandes expectativas de futuro han sufrido enormes caídas de las que no se han recuperado. Hablamos de corporaciones como Shopify, Fiverr o Upwork. El final de las subidas de tipos, de confirmarse, podría darles un respiro. Y no digamos ya si los tipos corrigen a la baja. En ese caso, el mercado de bonos y renta fija también podría verse muy beneficiado.
Se desarrollan todos los detalles en este último vídeo de Si lo hubiera sabido, el canal de información financiera de Mutuactivos.
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