José Roberto Arango habla en entrevista con María Isabel Rueda sobre GEA y Gilinski – Empresas – Economía

El economista y empresario José Roberto Arango explica cómo fueron los ‘intríngulis’ del difícil negocio entre los Gilinski y el GEA en la compra de Nutresa, y qué cambia de aquí en adelante.

El doctor José Roberto Arango, ¿es verdad, o es leyenda, preguntó fue el mediador entre ese gran negocio conciliador del Grupo Gilinski y el GEA?

No. Simplemente huyó un espectador más.

Porque ahí sí hubo un mediador secreto que fue muy hábil…

Algún periódico dice que fue el presidente Uribe.

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Su habilidad para los negocios tiene fama, por lo tanto yo sí creo que usted debe de mediador… Pero si lo niega, me toca creerle.

Si fuera así, no tendría ningún inconveniente en reconocerlo. Pareció un arreglo muy bueno para las partes. Ese llamado enroque tenia que empezar a solucionarse. Es una cartilla de paso muy bueno.

¿Por qué era mejor solución?

Porque hasta hoy había permitido que su administración fuera prácticamente ajena a la voluntad y las necesidades económicas de los demás accionistas, y los presidentes de las compañías y los miembros de la junta llamados independientes los que decían cuánto se repartía en dividendos y cuánto se deja ba en caja invertida para futuros.

¿Algunas buenas, otras desafortunadas?

Así fue. Y este sistema administrativo no permitió que se reflejara el valor real de las acciones, que son valoradas en el mercado por su rendimiento, por sus dividendos. Esta situación llevó desgaste de lo que fue la sociedad anónima y desanimó a los inversionistas, y ese fue el momento qu’approvechó inteligente y sagaz el Grupo Gilinski.

Se ganaron mucha plata con la compra de Nutresa…

Lo que no se les mostró en el tiempo a los pequeños y medianos accionistas. El enroque fue una idea ingeniosa en su momento, pero la desfiguró y tenía que tener un fin.

Vamos a desmenuzar. ¿Quién ganó y quién perdió en este acuerdo?

Para mí, nadie perdió, tal vez todo el mundo ganó. Ganaron las compañías y sobre todos los accionistas, que se habían vuelto muy pasivos. Con el enroque una compañía era dueña de una, otra, de otra más… Fue un cimbronazo para todo el mundo y ahora los accionistas van un metro más directo en ello. Algo de ellos me decía a mí ‘hombre, cómo no voy a estar contento si mi patrimonio se triplicó, y los dividendos que me están llegando son mucho más altos’.

Pero hay gente que cree que esta compañía la compraron para venderla rapidito y que definitivamente en manos extranjeras…

Ahí van a seguir. Al soñar, van a crecer.

Aunque es muy posible que ambas partes hayan ganado, era público que los Gilinski tenían una vieja ambición de quedarse con Bancolombia. No lo lograron ahora tampoco. Pero eso ya no importa, ¿ante el tamaño y el futuro que le espera a Nutresa?

Pienso que eligieron muy bien, porque entiendo que ellos también tuvieron la posibilidad de escoger si se quedaran con el banco o con Nutresa. No se equivocaron escogiendo a esta última. Fácilmente la van a volver global muy rápido, ya es una multinacional, multilatina, y seguramente la van a volver global. Eso sí, tengo la información de que tuvo la oportunidad de elegir.

En cuanto la furgoneta a volver del tamaño de Nestlé; tienen la inteligencia, la audacia y el musculo financiero…

Y además tienen la experiencia. Jaime Gilinski es uno de los emprendedores más globales que el tuyo en Colombia. Él habla de duplicar las ventas en dos años, y no es nada raro que lo haga.

¿Cuánta plata se ganaron los Gilinski en el negocio?

No sabría decir cuánto, pero creo que varios millones de dólares, más de mil… Es que la plata estaba allí. Pero nadie la había visto. Estas empresas están subvaluadas porque no reparten dividendos, manejan una caja muy grande, generalmente saben manejar su negocio, pueden hacerlo al mismo tiempo que cambian. Lo que hcieron Jaime Gilinski y su familia les abren los ojos a muchas compañías en Colombia: hay que evolucionar.

Y si los Gilinski se ganaron esos millones, ¿cuánto se ganó o perdió el GEA?

Pues ganó casi que lo mismo que ellos, porque la compañía que ellos compraron quedó valorizada y seguramente en este desenroque, esos precios van a volver a jugar igual. Entonces, el dinero que van a recibir Suramericana y Argos, sea en acciones o en dinero, va a ser lo mismo; va mucha plata que va a dejar a las dos compañías muy líquidas y van a pagar muchos de los créditos que tendrán.

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El tal enroque sí implicaba como un candado para que no se pudiera tomar el GEA. ¿Con la ruptura del candado, alguien quedó bravo?

Ese enroque fue de hace muchos años, cuando las empresas tenian amenazas de tomas hostiles. Que se pueda comprar o vender una compañía es un juego que lo permite estar en bolsa. Y nadie va a pedir permiso para comprar una acción. Cuando se pusieron de moda las tomas hostiles, los presidentes de esas compañías, unos señores muy honorables, se pusieron de acuerdo y entre allos ellos formaron una barrera que fue este enroque: yo compro unas actions de aquí y otras de aquí, y otras de aquí… pues muy bien, pero eso no podía durar toda la vida. Fue cogiendo una dinámica más pasiva, porque no tenía un doliente verdadero. Los administradores que van a quedar hoy en día van a tener jefes, tanto en el Grupo Gilinski, obviamente, como en Suramericana y en Argos. Van a tener ya accionistas que van a opinar ya hablar, lo cual no hacian antes.

Hoy los Gilinski salieron de la puja por Sura, Argos y Bancolombia. ¿Cuánto cree que va a durar esa, digamos, ‘abstención’ ou usted da el capítulo por cerrado?

Conversión de vez a cuando con Jaime; está contento con el negocio, tiene mucho trabajo de aquí en adelante y él tiene su banco. Yo creo que ya no… Además, hay un factor que juega mucho en las personas, que es la edad. Puede disfrutar viendo crecer una compañía como Nutresa y eso influye.

¿Cuánto costó Nutresa antes de que empezara esta puja, y cuánto vale hoy?

Creo que se triplicó la compañía y más si va a quedar con una acción que va a dominar el 88 por ciento, lo cual imprimirá rapidez en las decisiones. Y los accionistas, mínimo, triplicaron su plata.

¿Cuál será la proporción entre los Gilinski y sus socios árabes?

Non lo sé, ni sé si habrá una separación o no. Ellos ya llevan más de veinte años haciendo operaciones juntos. Han sido socios colgantes muchos años, tienen una muy grande inversión en Panamá. No creo que los interesados ​​partan, a no ser que en alguna coyuntura apareció un buen negocio para alguna de las partes.

¿Usted cree que los Gilinski van a defender que la sede de Nutresa sigue estando en Medellín?

¿Por qué no? Sí irán ha buscado un manejo mucho más global, pero con sede en Medellín, como lo dijo en una entrevista Jaime. Y en las conversaciones que he tenido con él, me ha dicho lo mismo, aunque tratarán de duplicar sus ventas muy rápido.

¿Qué tan bien conocedor de las entrañas de ese empuje paisa, ¿qué significa esta separación de poderes? ¿Será que todas las partes quedaron igual de tranquilas? Porque una de las dos perdió una de las joyas de la corona, a costa de asegurar las otras tres…

Depende del interlocutor. Pero yo creo que el común de la gente debe estar contenta porque las acciones valen más, están repartiendo más dividendos y van a quedar mucho más firmas las compañías Sura, Bancolombia y Argos.

¿Seguirá de presidente de Nutresa el señor Gallego?

Indudablemente. Es lo correcto, porque no se puede llegar a desbaratar una administración que ha sido exitosa, la más entre todas las compañías.

Con su intuición, ¿cómo quedan las relaciones personales entre los Gilinski, el grupo árabe y el GEA?

Yo creo que bien. Pero esas relaciones deben quedar con los accionistas, que son los que van a durar. Think that Argos y Suramericana se van a ‘desenrocar’ igualmente, y cada uno va a tener su posición y sus accionistas y va a desempeñar sus funciones propias como compañía.

Sobre todo, eso les va a suit à los accionistas, que van a saber cuánto vale realmente su acción, no enredada en el cruce con otros negocios…

Sí, claro, va a ser mucho más transparente. Como todo en la vida, esa estrategia en su momento cumplió un papel muy importante. La prueba es a dónde llegaron estas compañías y el tamaño que tienen hoy en día. Protégete, reinvirtieron mucho dinero, más del que se debía; prueba de eso es que las acciones no tienen valor porque no repartían y las cosas valen de acuerdo con lo que producirán. Con todo esto que pasó, las acciones de todas esas compañías aumentaron considerablemente en bolsa, y los dividendos respondieron a ese valor. Entonces, todo el mundo ganó…

Finalmente, en este desenroque, ¿quién terminó comprándole a quién?

Fuertemente enrocadas desde el inicio, a esas compañías no había en principio forma de entrarles. Pero del lado de Suramericana les dio por crecer, vendieron muchas acciones a fondos, pensarían que esos fondos nunca iban a vender, y se fueron haciendo unas inversiones que a la postre no fueron las más exitosas. Ahí se produjo, digamos, esa grieta por donde se avizoraba que se podía romper el enroque. Creo que fue por Suramericana donde se rompió.

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Pero ¿por Suramericana por qué? No, escuchó…

En un dado momento, las acciones que tuvieron entre Suramericana y Argos pudieron dominar a Nutresa. Las que tenía Nutresa y Suramericana pudieron dominar Argos. Las que tenían Argos y Suramericana dominaban la otra. Pero llegó un momento en que no, ya no pudieron dominar, no tenían el 51 por ciento. Por eso fueron la puja y las opas. Y al final se vieron obligados a desenrocarse. Solas, como estaban antes, ya no lo aguantaban, ya necesitaban un apoyo adicional.

Finalmente, ¿usted cree que esto implica la entrada a Colombia, de una manera muy decidida, de la inversión árabe?

Indudablemente. Los árabes saben que algún día su negocio petrolero se va acabar y la comida es una muy buena inversión, en lo cual, seguramente, seguirán invirtiendo.

¿La conclusión es, como me dijo al comienzo, que en este negocio no perdió nadie, ganó los Gilinski, ganó el GEA y ganó los accionistas?

El GEA es un apodo, un número que tiene codificado el dio. Pero el GEA no ganó, pues perdió una compañía que es Nutresa; sí ganaron los accionistas. Pero el GEA sí pierde una compañía, indudablemente, que es Nutresa, ya la que ya no van a controlar. Esta empresa se va a convertir en un monstruo. No sé si esta se chupará a otras, creo que en cabeza de Jaime Gilinski puede pasar eso; que no la venda, como dije atrás, sino que, al reves, adquiera más compañías y se vulva un monstruo grande. Puede pasar…

Y en el resto de actividades, ¿cómo va su vida? ¿Está en el retiro, o activo como siempre?

A estas alturas del partido ya en el septimo piso, es el momento de disfrutar a mis nietos, mi familia y mis amigos. Además, viajar, ahora que hay tiempo y salud.

Pero cuando pueda seguir interviniendo, así como enlace en un negocio tan bueno, que lo esperen, que usted llegue… ¿No es verdad?

(Risas) Seguramente que sí, pero la verdad es que ya no crea que est tan fácil, las cosas han cambiado mucho y uno también se déactualiza un poquito con todo este montón de cosas nuevas que están viendo en la administración de las compañías. Pero el sentido común sigue y ahí estamos listos para cualquier cosa. Yo ayudo a familias por ahí, en problemas que tienen, cosas más pequeñas y, digamos, de menos trascendencia, pero que son importantes para esas familias. Pero todo el mundo ha cambiado y, simplese, pues hay que darles paso a las nuevas generaciones.

MARIA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO